Hans esperó tanto para que lo vallan a buscar, se sentía culpable por lo de Max, creía que el era el responsable de que el se fuera del sótano.
Una noche, esperando que lo busquen, Liesel entró a casa gritando...
—¡Papá, papá! —A punto estuvo de derribar
la mesa de la cocina—. ¡Papá, están aquí!
Y Rosa, como toda madre, preocupada salio para la cocina preguntando quienes estaban. Liesel le contestó.
Como los dos hombres de chaqueta larga y negra se quedaron parados sobre la calle, Hans salió a la puerta y les exclamó que él estaba ahí, que lo lleven, que le den su castigo. Éstos hombres no querían a Hans, siguieron caminando hasta llegar a la casa de los Steiner, buscaban a Rudy.
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