Verás, puede que la gente diga que la Alemania nazi se construyó sobre la base del antisemitismo, pero todo se habría quedado en nada si los alemanes no hubieran adorado una actividad en particular: la quema. A los alemanes les encantaba quemar cosas: tiendas, sinagogas, Reichstags, casas, objetos personales, gente caída en desgracia y, por descontado, libros.

miércoles


Hans Hubermann se sentía muy mal porque Max se había ido de casa sin ninguna explicación, sin ninguna razón.
Hans esperó tanto para que lo vallan a buscar, se sentía culpable por lo de Max, creía que el era el responsable de que el se fuera del sótano.
Una noche, esperando que lo busquen, Liesel entró a casa gritando...
—¡Papá, papá! —A punto estuvo de derribar
la mesa de la cocina—. ¡Papá, están aquí!
Y Rosa, como toda madre, preocupada salio para la cocina preguntando quienes estaban. Liesel le contestó.
Como los dos hombres de chaqueta larga y negra se quedaron parados sobre la calle, Hans salió a la puerta y les exclamó que él estaba ahí, que lo lleven, que le den su castigo. Éstos hombres no querían a Hans, siguieron caminando hasta llegar a la casa de los Steiner, buscaban a Rudy.

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